A los votantes de Asamblea Popular

SURda

 

Julio A. Louis

 

Los partidos tradicionales han sido históricamente auténticos frentes, con posiciones disímiles y a veces distantes, como lo siguen siendo. El Frente Amplio ­de origen y composición de clase diferente­ es policlasista y también posee un ancho abanico de posiciones, cobijando algunas de centro y otras de izquierda. Por eso, desde su izquierda ­aunque ni en el estilo ni en la apreciación conceptual de Asamblea Popular­ tenemos enfoques críticos hacia el gobierno actual. Con quienes han votado a AP se impone un debate de ideas con altura. Lo intentaremos.

Asumiremos la postura de abogado del diablo. Tomaremos sus afirmaciones acerca del Frente como válidas, para concluir acerca de qué hacer en general, y en particular el 29. A tal fin extractamos párrafos de la carta de un querido compañero, al que no identificamos pues desconocemos cuán pública ha sido ésta.

La carta desarrolla "la creciente descomposición ideológica y política" del FA, enumera acciones demostrativas de esa descomposición, concluye que "resolvimos alejarnos de una estructura procapitalista y proimperialista que no nos expresaba" , expone que "nos integramos a la Asamblea Popular por considerar que es el núcleo de compañeros que posibilitan progresivamente dicha unidad" (la de los grupos y partidos de izquierda no frenteamplista) y culmina que "para los que aspiran a cambios reales tendientes al socialismo" el gobierno de Mujica y Astori "será, en el mejor de los casos, la continuidad del de Tabaré".

Admitamos lo anterior. Ahora bien: si las elecciones, entre otros aspectos positivos ­como afirmara Engels­ sirven para evaluar el grado de conciencia de los trabajadores y explotados y, sobre todo, si se estimara que están en Asamblea Popular los que "aspiran a cambios reales tendientes al socialismo", sus votantes deberían arribar, al menos, a dos conclusiones duras: primero, que el grado de conciencia de los trabajadores y explotados es muy escaso; y segundo, a la luz del 0,67% obtenido por Asamblea Popular, que los pocos que aspiran al socialismo están muy lejos del nivel de conciencia de las clases que deberían asumir posiciones socialistas. Puesto que Lenin parece estar bien conceptuado en Asamblea Popular, citamos un mensaje de la Tercera Internacional (1919): "Los social-chovinistas son nuestros enemigos de clase, son burgueses dentro del movimiento obrero (y) ayudan a la burguesía de su propio país a saquear y oprimir a los pueblos débiles..."

¿Qué hacer ­atendiendo al escaso nivel de conciencia de los obreros­ frente a esos enemigos de clase? Lenin ("La enfermedad infantil..." 1920) polemiza con su camarada inglesa Sylvia Pankhurst, que reconoce "que la mayor parte de los obreros está hoy a favor de dicho partido (laborista)" y que concluye que en las elecciones entre laboristas, liberales y conservadores "el Partido Comunista no debe contraer compromisos". Lenin contra-argumenta: "Al contrario, del hecho de que la mayoría de los obreros de Inglaterra [...] no haya conocido aún la experiencia de un gobierno formado por esos hombres [...] se deduce de modo indudable que los comunistas ingleses [...] deben ayudar a los [...] laboristas a vencer a la coalición de [...] liberales y conservadores". ¿Por qué no seguir el razonamiento de Lenin, para apoyar a los frenteamplistas y vencer a la coalición de blancos y colorados?

Podrá argumentarse que en Uruguay la mayoría de los trabajadores ya conoce a un gobierno del FA. Pero lo que a todas luces se evidencia es que la mayoría de los trabajadores y explotados quiere otro gobierno del FA ya que éste no le habría alcanzado para comprender su presunto accionar pro imperialista. Entonces, razonando como Lenin, debería saberse que sólo por la práctica, con este segundo gobierno que suponen será pro imperialista, es que los trabajadores se convencerían y arribarían a las conclusiones de que el Frente Amplio los ha traicionado y que Asamblea Popular los representa. Lenin siempre expuso que la vanguardia debe ir un paso adelante de la masa, no a cincuenta, porque en ese caso, no se hace comprender, no la conduce, se despega y no actúa como vanguardia. Por ello, frente a sus dirigentes que predican anular el voto, confiamos en que sus militantes adoptarán el punto de vista de Lenin y sabrán ver que para el pueblo trabajador y explotado, Mujica y Lacalle no son lo mismo.